Considero que las personas cuando juegan, se dan una licencia que les permite creer en mundos ilógicos, haciendo cualquier cosa viable sin precisar de en una justificación racional. En el mismo contexto la gente y los colores son muy parecidos, se comportan y alteran según la manera de combinarlos. 

 

     Aludiendo a esa fe que hace posible asumir como real la ilusión que  presento en mis piezas, aunado al manejo del color, quiero invitar al espectador para que deje a lado sus ideas preconcebidas, se involucre con los espacios y personajes, desde su muy particular manera de interpretarlos, juegue con ellos e invente sus propias historias.

 

     Es por esto que me agrada denominar como arte lúdico a mi propuesta artística. Esta surge como respuesta a mi propia necesidad de abrir y compartir un espacio libre del estrés, normas, estándares y exigencias de la sociedad. Creo que es un privilegio cuando el espectador adopta esta propuesta, de alguna manera tácita e inherente, nos hacemos cómplices aportando nuestro granito de arena para construir ese mundo armonioso, divertido y positivo, que me gustaría fuera parte consciente de todo ser humano sin importar la edad que tenga.